La verdadera Paz
LA PAZ SE CONSTRUYE, NO SE DECRETA Me da tristeza escuchar en los medios con que facilidad se utilizan frases como “amor” “reconciliación y paz” cuando dichas palabras llevan consigo un compromiso de vida, que debe ser visible y tangible. ( Escrito basado en la encíclica “Christifideles laici”). “Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da muchos frutos” (Jn 15,5). En el lenguaje eclesial fruto es similar a utilizar “servicio” y es una exigencia esencial de la persona. A esos frutos es que el dueño de la viña se refiere a aquellos frutos que permanecen. Dar frutos no es un proceso mecánico, ni nace por arte de magia, o por medio de un eslogan gubernamental, sino que es un estilo de vida, que posee características esenciales. El primer fruto visible es la evangelización, esa que se hace realidad con nuestro ejemplo de vida en la familia, en los hijos, padres, amigos, compañeros de labores, vecinos, colegas, ese “testimonio” de que se puede
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