El don de la pobreza. Segunda parte.


Algunos episodios de nuestra vida, pueden contribuir al deseo del don de la pobreza. No te sientas mal por algunos arranques de egoísmo puro que deja la adolescencia cuando se adquiere madurez, y se sabe con certeza que posición económica se tiene, y de repente pretendemos subir la nariz, para ver a tu prójimo de reojo pero que así para en este periodo casi a todos los adolescentes nos sucede. El error de contaminar a los hijos en ese periodo es una falta de mano dura de los padres que no reprenden tal accionar. En mi caso tuve la bendición de que mi padre me enseñara la sencillez y aprender a convivir con los sencillos.
Hemos de advertir que si has nacido en una familia de abundancia deja todo poco a poco y pide esa gracia temprano para que cuando seas adulto no llores por las cosas sencillas. Entonces mi Señor me empezó a probar de pequeña y la enfermedad te vuelve indefenso, o tienes dos opciones vivir renegando de ella y amargarte o llevarla con alegría y con mucha altura.
No hay situación más pobre que la enfermedad pero allí empieza a obrar el Señor. Entrada mi pubertad inicia en  mi país Nicaragua un régimen totalitario que persigue a mi iglesia compro armas y el pueblo sufrió mucha hambre y escasez. Este momento marco mi vida, me quitaron a mis hermanos, porque se fueron del país huyendo, ya desde ahí empiezo mi historia de austeridad. No recuerdo renegar ante mis padres de la situación pues gracias a Dios mi cercanía con el Señor había comenzado.
A mi alrededor había tristeza, familias enteras que a sus hijos se les habían muerto en la guerra, jóvenes que se pusieron contr los padres, un régimen comunista y ateo que persiguió a la iglesia.
No había luz, ropa, tiendas o diversión, comida racionada y eso hizo en mi valorar lo que se tiene y entonces aprendí por la gracia de Dios a pedir solo lo que necesitara, a tener lo que me sea util. Poco a poco el Señor moldeaba mi vida, con tanta delicadeza.
El Señor entra en tu vida, si le dejas entrar y con solo su presencia bastaba, cuando miras a tu alrededor el sufrimiento puedes unirte a ellos, haciéndote con el Señor.
Por ello digo que si tienes una enfermedad es una oportunidad de encontrar el rostro del Señor en tu debilidad. Pues entonces la pobreza consiste en esperar todo de Dios es la entrega plena de la persona al Santo Señor Dios nuestro.
La pobreza lleva consigo otras exigencias como la amabilidad es decir el buen trato, la cercanía es decir hacerte con el otro, buscar al otro, ir a su encuentro ofreciendo para servirle aunque aparentemente no tengas nada que ofrecer y por ultimo la pobreza da el fruto de la alegría. Pues al sentirte vacio, sin nada, tu alma buscara incansablemente al Señor para que sea llenada, y el Señor misericordioso poco a poco va llenando esos espacios desocupados.
La persona pobre sabe sus defectos, y llora en silencio por ellos, se acongoja por sus pecados, muchas veces se enfurece con ellos pero pronto se acoge a la misericordia del Señor pues nada es sin el.
La pobreza material no necesariamente o automáticamente te hace pobre del alma, osea vaciamiento de suciedades. Puede que exista pobreza material pero mucha riqueza espiritual o riqueza mal habida.
Se puede no tener dinero o ser de escasos recursos y aun asi comportarte como un rico pobre, es aquella insatisfacción por tener como los cercanos, como el vecino o como mis amigos de infancia y muchas veces no tienes esos recursos o no llegar a igualarlo y lo que haces es amargarte y justificar que ellos tienen suerte. O sucede que teniendo, buscar tener amigos de las mismas posesiones haces fiestas, cumpleaños en hoteles para aparecer en revistas de alta sociedad para solo estar allí. Y lo peor es que te quejas que le falta que que da pena tu casa porque no es tan grande como al de mi amigo, si asi es. Y luego eso se acrecienta y te puede suceder que seas creyente y muy religioso pero como decía Francisco se habla de pobreza pero se vive como Faraón.
Si, muchos católicos acuden quizás erróneamente buscando un consuelo dentro de su abundancia para calmar un poco su inconsistencia de vida el altruismo, en las tardes después de su spa, van a sus ONGs de beneficencia a dar su tiempo y hacen Kermess, bazares ferias, cocteles para recaudar fondos pero para ello cambias tu vestir, tus joyas, tus lujosos carros para estar a la altura de tus amigos.  Y allí muchas veces buscamos los elogios, los aplausos de ese círculo. Pero no te atreves por amor al Señor hacer un sacrificio real que te duela como es bajar tu status, o dejas de relacionarte con tus amigos del mismo nivel. Estamos llamados todos a la pobreza, tanto para el rico como para el pobre. La pobreza no es miseria, sino riqueza interior, que pasa primero por una consistencia de vida, hacer lo que predicamos. O tenemos el otro extremo ONGs que se fundamentan en el resentimiento, en la desigualdad, se alimenta de la envidia, y así azuzamos servicios sociales que llevan en el fondo discriminación a otro sector.
 Por que no hay peor rico que el rico pobre, Ese es aquel que realmente pasa toda su vida aparentando ser rico, y toda gira en torno a ese fin. No tiene para pagar colegios, y universidades pero se la pagan los abuelos pero se compra una marca de automóvil que está por encima de su nivel. Lo peor es que sus amigos lo saben lo ven pero el no lo puede ver.
Líbrame de la riqueza que empobrece mi alma, más miope ante la realidad, más sorda ante la necesidad, mas egoísta y bufona ante el entorno. Líbrame del exceso, líbrame del apego desmesurado por una posición política o económica. Dame señor tu luz, ilumina mi vida, y sabiduría para huir de esta tentación, líbrame y apartame de tan desgraciada vida.
Asi de esta pobreza es que se debe cultivar desde la adolescencia, debe dar el fruto de la humildad. Teresa de Jesus una de mis santas preferidas, inicia su vida de santidad renunciando a la riqueza material primero. Ella de casta y familia pudiente aspiro a la grandeza de la pobreza. Y luego en ese caminar de renuncia descubrió ese fruto tan delicioso que es la humildad. La humildad es andar en verdad. Y todos los días debemos orar para ello.
“Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza quien a Dios tiene Nada le falta. Solo Dios basta”. Stj.




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